En Holanda el sector freelance creció un 93% durante el período 2000-2012 y en España un 51%. En un contexto marcado por la incertidumbre a consecuencia de la crisis, muchas empresas no pueden comprometerse con el talento que necesitan a través de contratos permanentes como ocurría antaño. Además, durante los últimos años ha habido un cambio de conciencia importante por parte de muchos profesionales, quienes han pasado a considerar la flexibilidad y la movilidad como algo clave.
En este contexto surge la economía freelance o gig, una economía en la que el trabajo tradicional desaparece y cada trabajador es un profesional independiente que trabaja en proyectos específicos de durada determinada (o gigs) a través de relaciones mercantiles. La adopción de este modelo de trabajo por parte de empresas europeas es muy reciente, sin embargo ya hace años que ocurre en los Estados Unidos.