La pandemia generalizó el trabajo a distancia. Según recoge el Instituto Nacional de Estadística (I.N.E.), más de 3 millones de españoles teletrabajan de manera habitual y el número de empresas que ofrecen esta opción se ha multiplicado por 8 en 10 meses. Un estudio de Capgemini Research Institute pone de manifiesto el aumento de la productividad que ha supuesto para la mayoría de las empresas que lo ha implementado durante el tercer trimestre de 2020. Una productividad que se espera aumente hasta un 17% en los próximos años.
Sin embargo, el teletrabajo también tiene otros aspectos menos deseables. En el citado estudio, un 56% de los empleados refiere preocupación ante la expectativa de estar «siempre conectado» al trabajar a distancia a largo plazo. Además, hay una serie de gastos generados por esta modalidad que, aunque la Ley del teletrabajo los recoge, el Observatorio del Trabajo a Distancia (OTaD) advierte de la desigualdad que puede generar su compensación con complementos. Por ello, el OTaD propone que las compensaciones y dotaciones se adapten a la intensidad y la frecuencia del trabajo, y que su coste se sitúe en una horquilla en lugar de ser una cifra concreta.