Los MBA aportan una formación diferencial muy apreciada por el mercado laboral. Sin embargo, para que sigan siendo relevantes, deberán ser capaces de innovar y anticipar tendencias. En un contexto de volatilidad, incertidumbre, ambigüedad y complejidad como este, marcarán la diferencia aquellos que aporten el conocimiento y las habilidades necesarias para reinventar y transformar las organizaciones. Aquí cobran importancia valores como la responsabilidad social, la ética y la sostenibilidad.
Precisamente, el contexto actual ha provocado en las empresas una demanda mayor de perfiles con experiencia en el diseño e implantación de estrategias digitales. Pero junto a las competencias digitales destacan también las habilidades analíticas, una visión de negocio orientada a los datos, así como una combinación de soft skills como agilidad en la toma de decisiones, resiliencia, tolerancia al estrés, creatividad y flexibilidad. Asimismo, deberá continuar subsistiendo la posibilidad de desarrollar una red de contactos o networking, que siempre ha sido uno de los puntos fuertes de cualquier MBA.