La robótica amenaza ya el futuro de los pequeños despachos de abogados

El panorama de los despachos de abogados dirigidos a las pequeñas empresas (pymes) y particulares se percibe negro ante una superpoblación de más de 100.000 abogados, de los que sólo 6.000 trabajan en los grandes despachos. Así se asegura en el Estudio de innovación en el sector jurídico empresarial, publicado por la editorial jurídica Lefebvre – El Derecho.
Esta impresión la confirman los datos sobre el último año, aunque las cifras están lejos de los peores años de la crisis. Un 39 por ciento de los abogados encuestados opina que la situación ha empeorado en los unipersonales frente al 25 por ciento que dice que ha mejorado. Se salvan los que tienen más de 10 empleados, cuya facturación ha crecido algo o mucho, según un 60 por ciento de los interrogados.
En muchos casos, la crisis ha producido una bajada drástica de la demanda de algunos servicios jurídicos, como es el caso de los divorcios o de servicios a pymes que han desaparecido, pero ha aumentado la demanda de otros, como son los concursales, laborales, desahucios? Sin embargo, el exceso de abogados, es decir de oferta, no ha facilitado el aprovechamiento de los aumentos de demanda, particularmente en los ámbitos de clientes particulares y de los despachos pequeños.
Procesos inteligentes
Estas perspectivas se ennegrecen aún más frente a una auténtica amenaza como es la que suponen los modelos basados en nuevas tecnologías, en la medida en que avanzan los procesos inteligentes de acceso y de análisis de información, generación de documentos y toma de decisiones. Por ello, el estudio prevé que en poco tiempo se tenderá a la robotización de muchas de las tareas y el líder del mercado será el dueño de la tecnología, con una tendencia al monopolio u oligopolio -igual que está pasando con Google, Facebook o Amazon-.
En España este fenómeno se desarrolla lentamente, pero ya existen muchas ofertas de formularios en Internet e incluso alguno algo más avanzado e inteligente que una plantilla. En otros países, como Reino Unido o Estados Unidos, ya están instalados con bastante éxito -por ejemplo, Rocket Lawyer, que ya ha aterrizado en Europa de la mano de Lefebvre-Sarrut y se prevé que lo haga en España en enero-.
Los nuevos modelos sustitutos aún son una excepción en España, y prácticamente con un uso limitado a los grandes despachos, sobre todo internacionales o a las propias asesorías jurídicas de las corporaciones internacionales. Van más allá de lo que normalmente se utiliza aquí como paralegales -como las propias gestorías para papeleos o trámites de permisos, fiscales etc.-. Se trata de lo que en otros países ha empezado a desarrollarse como ABS -Alternative Business Structures o estructuras de negocio alternativo- por permitir dar prestaciones legales, aunque una parte importante de la propiedad de la empresa no esté en manos de abogados.
No necesariamente su fortaleza está en la gestión de conocimiento hecho por máquinas, aunque una gran parte de la oferta se sustenta en ello, pero sí utilizan intensamente la tecnología, dice el estudio.
Por otra parte, la mayor transformación dentro del modelo de servicio clásico la han realizado empresas que desde hace tiempo han llegado a ofrecer sus servicios por grandes medios masivos, que incluso comercializan -como marca blanca- a través de otras compañías, como aseguradoras, asistencia de vehículos u hogar, como un servicio añadido o asesorías y servicios a empresas en el caso de clientes pyme.
Este modelo se ve amenazado por ser demasiado dependiente del coste en recursos humanos y es difícilmente escalable si no es mediante un uso intensivo que multiplique su productividad, lo que le brindan las tecnologías.
Hay también un modelo diferente, los despachos articulados en torno a demandas generalizadas, aunque básicamente no es un modelo radicalmente diferente, ya que se sigue basando en el consejo del abogado. Su éxito depende de haber sabido encontrar argumentos clave para defender a sus clientes incluso en litigios de los que a priori eran poco evidentes las probabilidades de éxito. Estos bufetes se orientan a una necesidad identificada y generalizada de clientes potenciales. Una oportunidad masiva de negocio. Reorganizan los procesos para hacerlos escalables y muy eficientes. Reducen los costes por litigio al mínimo, con una división secuencial y especializada del proceso, a través de plantillas. Cuenta con una potente base tecnológica, cobran sobre las costas en caso de ganar y, además, usan masivamente la publicidad.
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