Ante un panorama de incertidumbre en cuanto al futuro laboral y del sistema de pensiones, la mochila austríaca, modelo que hace referencia al país en el que se implantó, se presenta como un posible paliativo de las consecuencias negativas a las que nos enfrentaríamos, al buscar incentivar la contratación indefinida y dinamizar el mercado de trabajo.
La mochila austríaca consiste, básicamente, en que el empleador abona un porcentaje del salario bruto del trabajador a un depósito a su nombre, permitiendo a aquel aportar, en forma de cuotas, parte del coste del despido del empleado. Así, si el empresario despidiese al trabajador, esta mochila abarataría el coste y, a la vez, permitiría al empleado marcharse con un capital de cara a su futuro. Así, el trabajador podría disponer de este capital durante su desempleo, o en su jubilación. El sistema contempla, incluso, un fondo de capitalización que el trabajador llevaría consigo, con independencia del empleo en que se encuentre.