PROFESIONES DE FUTURO: Piloto de drones

La industria de los drones disfruta de una proyección a nivel mundial y se espera que genere oportunidades de negocio con un valor total de 127.000 millones de dólares. Pilotar estos artilugios ya se ha convertido en una de las profesiones de moda.
Después de que el terremoto de la localidad de Lorca (Murcia), en 2011, sacudiera a esta ciudad, quedaban por delante largas tareas de reconstrucción y reactivación económica. Aquel momento fue uno de los primeros en los que en España empezó a ser visible cómo se podía emplear un dron para actuar en situaciones de catástrofe: desde una compañía de seguros que utilizó este sistema para fotografiar los edificios afectados, y así realizar una primera valoración más rápida, hasta la recogida de imágenes aéreas de la ermita de San Lázaro, una de las estructuras más afectadas, y así contribuir al estudio sobre la gravedad de los daños.
En apenas unos años el mercado de los drones ha adquirido una gran importancia, pero no tanto por el sector en sí mismo, sino por la aplicación que puede llegar a tener en una gran cantidad de áreas. Tanto es así que se espera que esta industria genere oportunidades de negocio con un valor total de más de 127.000 millones de dólares (en torno a 113.000 millones de euros) a nivel mundial, según las conclusiones establecidas en el informe Clarity from above, elaborado por PwC. Los sectores de infraestructuras, agricultura y transporte son los que a día de hoy se pueden beneficiar más con la implantación de esta tecnología. Unas cifras que auguran el éxito a nivel mundial de este sector, si además también se tienen en cuenta las previsiones de la Comisión Europea que prevé que en los próximos años esta industria moverá alrededor de 15.000 millones de euros y creará 250.000 empleos.
Perfil de éxito
Una tendencia clara es el puesto de piloto de drones. En la Agencia de Seguridad Estatal (AESA) ya hay 65 organizaciones de formación aprobadas (ATOS) para impartir cursos RPAs la tecnología del dron, y en un año aproximadamente se ha pasado de 500 operadoras de drones a 1.300. Éstas son las organizaciones habilitadas para realizar investigaciones técnicas o científicas con drones. «Para ejercer como piloto profesional hay que realizar uno de estos cursos homologados, que constan de una parte teórica y otra práctica, y exigen un certificado médico que es similar al que se le pide a la tripulación de un avión, así como tener un seguro de responsabilidad civil. Después, se debe presentar la documentación a AESA, encargada de emitir las autorizaciones necesarias. Finalmente, los pilotos sólo podrán actuar bajo el amparo de una operadora», explica José Antonio Álvarez, secretario general de Droniberia, asociación empresarial sectorial de empresas de drones, que actúa como intermediaria entre la Administración y las compañías.
Desde la entrada en vigor en 2014 de la normativa, que establece los requisitos para el pilotaje de los drones, es imprescindible realizar esta formación para poder realizar un uso profesional. Sin embargo, «para volar un dron de forma lúdica, no es necesario ser piloto ni estar registrado en AESA, pero sí hay que respetar las normas de seguridad. Las principales son no poner en riesgo a terceros, volar de día, tener el dron siempre a la vista y no superar los 120 metros de altura, entre otras», explican desde AESA. Durante la formación, que puede llegar a costar 1.300 euros, se entra en detalle sobre aspectos como la reglamentación, conocimientos de la aeronave o meteorología. Puede ser de nivel básico para manejar el dron en zonas de alcance visual y avanzado que permite actuar en lugares fuera de la zona visual.
La compañía Actividades Aeronáuticas Lucense fue pionera en la creación de estos cursos y hoy junto al Real Aeroclub de Lugo son un referente en el sector. «El perfil del alumno es muy variado, pero principalmente hay dos tipos: por una parte, están aquellos que ya estaban utilizando drones y necesitan acreditase y, por otra, los que ven en este campo una salida laboral en el futuro», comenta Luis Abelleira, gerente de Aerolugo y directivo del Real Aero Club de Lugo y Droniberia.
Aunque ésta sea la formación imprescindible, es necesario contar con nociones de electrónica para mantener el aparato, pero lo que realmente aporta un punto extra a estos perfiles es el conocimiento es la capacidad de desarrollar software para que se puedan sacar conclusiones a partir de los datos recopilados por el dron. Algo que les hará muy atractivos para labores de filmación, topografía, vigilancia o fumigación, algunas de las principales actividades en las que ya están trabajando los pilotos de drones. Por su parte, Alfonso Navarro, jefe de enseñanza de Aeroclub de Castellón añade que «como norma general estos profesionales tienen inquietudes por el progreso y las nuevas tecnologías, están abiertos a nuevas formas de desarrollar trabajos minimizando costes y riesgos personales. Además, tienen funciones variadas dentro de la operadora que van desde el pilotaje y manejo de los diferentes equipos de a bordo hasta la gestión de permisos, licencias y seguros».
En el caso de Hemav, empresa de drones en Barcelona, ya se está trabajando en una bolsa de empleo de pilotos. En su empresa, que también imparte sus propios cursos, ya hay alrededor de 15 pilotos de drones. «Existe la posibilidad de que los alumnos se incorporen a la plantilla y el salario ronda los 1.500 euros al mes», comenta Adriana Triviño, responsable del área de formación de Hemav.
Siguientes pasos
Actualmente se continúa trabajando en la normativa y se confía en que implique un nuevo paso en la evolución del sector. Por ejemplo, con la regulación actual se pueden emplear los drones para actividades de investigación, operaciones de emergencia o trabajos de publicidad. Por su parte, los expertos del sector esperan que la nueva legislación sea más flexible y que además se permita actuar a los pilotos sin la obligación de estar amparados por una operadora.
Mientras tanto, se continúa trabajando en nuevos proyectos muy ambiciosos, como el del aeródromo de Rozas (Castro de Rei, Lugo). Promete convertirse dentro de cinco años en un polo de investigación sobre la tecnología de los drones, y ser así un referente en toda Europa. De momento, cuenta con el apoyo de Indra, Inaer y la Xunta de Galicia, que en total invirtieron en él 115 millones de euros.
Nuevos retos
La industria de los drones crece a un ritmo vertiginoso. Muestra de ello es el proyecto de la empresa China Ehang, que presentó en Las Vegas un dron con capacidad para dos personas. Pesa 440 kilos y puede alcanzar 96 kilómetros por hora. Compañías como Amazon o Google presentan propuestas más fáciles de implantar para agilizar las entregas. Por ejemplo, Amazon espera enviar paquetes en menos de 30 minutos con un coste de 10 céntimos, frente al actual de 2 a 8 dólares. En el campo del transporte, otro de los proyectos en los que se está trabajando es el envío de un desfibrilador a una velocidad de 100 kilómetros por hora a pacientes que estén sufriendo un paro cardiaco y así aumentar la tasa de superación de estos ataques.
Los drones como herramientas de trabajo
¿Qué debes hacer para poder utilizarlos?
1. Estar registrado en AESA.
2. Contar con un seguro de responsabilidad civil específico para aeronaves.
3. Ser piloto de drones (tener conocimientos teóricos y prácticos de la aeronave a pilotar).
4. Tener el certificado médico en vigor.
¿Dónde no se pueden usar?
1. No se puede operar en zonas urbanas.
2. No está permitido volarlo sobre aglomeraciones de personas: parques, playas, conciertos, bodas, manifestaciones, procesiones, etcétera.
3. Está prohibido volarlo de noche.
4. No puede utilizar en espacio aéreo controlado.
5. No debe operar cerca de aeropuertos y aeródromos.
6. Es imprescindible no poner en peligro a terceros.
Formación: cursos homologados por AESA. Se deben realizar en las organizaciones de formación aprobadas para ello (ATOS).
Habilidades: interés por los progresos tecnológicos, espíritu innovador y capacidad de adaptarse a nuevas formas de trabajo.
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