La demanda de productos sanitarios no cesa, con independencia del momento económico. El envejecimiento de la población y el tratamiento de las enfermedades crónicas son las causas fundamentales de que siga creciendo. Es más, estimulan el I+D y la eficiencia, pues cada vez más personas necesitan ser atendidas y, aunque haya crisis, los pacientes continúan demandando los mismos servicios.
Oncología e inmunología oncológica son claramente las áreas con mayor dinamismo, seguidas de otras como alzheimer o enfermedades raras. También hay que destacar la aparición de terapias génicas para curar ciertos defectos genéticos. Pese a este potencial científico, no hay que ignorar el peligro que puede suponer el alto coste de algunos de los productos, pues pudiera desequilibrar el sistema de salud.