Prácticamente todos los productos tienen un embalaje en el que guardarlos o protegerlos. Es lo que en el mundo empresarial se conoce como packaging, y su importancia va más allá de estas funciones: es la carta de presentación del producto, lo que el consumidor percibe primero. Y cada vez son más las empresas que destinan tiempo y recursos a esta actividad, tanto en el comercio físico como en el electrónico.
Para que el packaging sea exitoso, además de cumplir eficazmente su función de protección, tiene que ser lo más atractivo posible respetando la identidad corporativa y la imagen de la empresa. Así, puede convertir la marca en un referente dentro de su sector, siendo reconocible sólo por el embalaje.