Las previsiones sobre creación y destrucción de empleo han ido variando con el paso del tiempo. Desde el estudio del mercado estadounidense realizado por Carl B. Frey y Michael B. Osborne en 2013 que concluía que un 47% de los empleos estaba en riesgo de automatización, hasta el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), que apunta que en 2022 se habrán creado 50 millones más de empleos de los que se habrán destruido, las previsiones han sido cada vez más optimistas respecto al volumen de empleo.
Sin embargo, los problemas añadidos serán de otra índole. La digitalización está conduciendo hacia una polarización en la cual habrá personas que no se adapten. Mientras que los trabajos de cualificación media están siendo computerizados, la productividad de muchos trabajos altamente cualificados está aumentano Por otra parte, hay trabajos poco cualificados que sobreviven porque no pueden ser automatizados ni tienen grandes beneficios de las nuevas tecnologías. Para evitar este problema, habrá que generar buenos empleos, y aquí el papel de las instituciones deberá ser clave.