Sin duda, la industria farmacéutica es el sector estrella de la pandemia. Sin embargo, también tiene sus dificultades: mientras las acciones de muchas de sus empresas se disparan en bolsa, ante la esperanza de que logren lanzar una vacuna contra el coronavirus, también se enfrentan a una caída de ingresos y de márgenes por el retraso en la investigación de otros fármacos. Los sobrecostes que han de asumir para asegurarse suministros, o los cambios en los hábitos de los pacientes, son otras de sus nuevas dificultades.
También los gobiernos son una de las mayores preocupaciones de la industria, ya que han aumentado su presión sobre las compañías: mientras algunos países prohíben exportaciones, otros se plantean limitar las importaciones para obligar a producir localmente. La Unión Europea ha declarado la industria como sector estratégico, de manera que ha empezado a controlar los stocks, y recomienda a los gobiernos que limiten la entrada de accionistas de terceros países en sus compañías, lo que frenará posibles operaciones corporativas.