En cuanto a inserción laboral se refiere, las carreras de ciencias tienen una gran ventaja sobre las de letras. Los ingenieros son los que más probabilidad tienen de encontrar trabajo al acabar sus estudios, mientras que los filósofos son los que menos. Según el último estudio del Instituto Nacional de Estadística (INE), solo el 2,5% de los ingenieros están en paro cinco años después de finalizar sus estudios, mientras que cuatro de cada diez licenciados en Filosofía siguen buscando un empleo durante el mismo período de tiempo.
No obstante, no toda la empleabilidad depende de los estudios elegidos. Guido Stein, profesor de Dirección de Personas en el IESE, destaca que, a la hora de enfrentarse al mercado laboral son fundamentales la actitud individual y la formación intelectual, en sentido amplio, adquirida. Por ello, anima a valorar que el estudiante elija aquella disciplina que le motiva, y considera imprescindible introducir en todas las carreras una formación relacionada con la digitalización, la inteligencia artificial o los algoritmos.