En verano, la jornada intensiva es acogida de buen grado por las empresas: el mismo trabajo con menos personal, debido a la época vacacional. Es el mejor momento para poder conciliar, los niños sin colegio, menos atascos, un calor insoportable. Una fórmula bien conocida por trabajadores y empresarios, aceptada y pactada por ambas partes. Este cambio ayuda a poder conciliar vida laboral y vida personal.
Para muchas empresas esta medida es solo temporal; sin embargo, las empresas se resisten a instaurar la jornada intensiva todo el año. Las ventajas son muchas: poder conciliar, mayor productividad, menor absentismo, más motivación en el trabajo, etc. Todas estas ventajas no son suficientes para considerar la jornada laboral intensiva más beneficiosa por parte de los empresarios, frente a la jornada partida.