Filosofía, una de las carreras tradicionalmente con peor futuro laboral, empieza a interesar a las empresas. Aunque todavía no son muchas las ofertas de trabajo que demanden claramente un perfil de filósofo, las compañías, conscientes de las oportunidades y riesgos que brindan las nuevas tecnologías como big data y robótica, valoran positivamente ciertos conocimientos que se estudian en la carrera, como lógica o ética. Posibilitando, incluso, un nuevo perfil emergente: el de experto en ética de datos.
Precisamente los conocimientos sobre ética y antropología se revelan muy útiles al aplicarlos en muchos campos de la empresa: desde la gestión de personas hasta las implicaciones morales y sociales de las investigaciones científicas. Y, por supuesto, son fundamentales para tener claros los límites que no deben sobrepasarse, más allá de la ley o del mercado.