Según el informe Abogacía Futura 2020: áreas de negocio emergente, elaborado por el Consejo General de la Abogacía Española (CGAE), debido a los últimos avances científico-tecnológicos hay una serie de nuevas funciones que tendrán que ir asumiendo los abogados. Así, la tecnología blockchain, la inteligencia artificial o la impresión en 3D tienen su repercusión jurídica en las nuevas funciones de programador de smart contracts, asesor de criptomonedas o experto en derechos de autor de objetos impresos en 3D.
Los contratos inteligentes o smart contracts son registros informáticos digitales entre dos o más partes que facilitan el cumplimiento un acuerdo de manera automática, no necesitando de un tercero para verificarlo. Ante esta realidad, los abogados podrán elaborar plantillas de estos contratos, o prestar un servicio de certificación de que un smart contract está ajustado a derecho. Sobre la impresión en 3D, los despachos de abogados podrán incorporar la figura del especialista en derechos de autor de objetos imprimibles. Y sobre la inteligencia artificial, y también sobre el internet de las cosas, los juristas deberán especializarse para asesorar a las empresas sobre los datos recabados y los límites de intromisión a la esfera personal de sus clientes, así como sobre la responsabilidad civil derivada de fallos en el sistema.