Según un estudio reciente de la Unión Europea, los jóvenes que cursan Erasmus tienen más probabilidades de encontrar empleo que los que no lo hacen, mejores perspectivas para crecer profesionalmente y una mejor disposición a desarrollar una carrera internacional. Aparte del idioma, los jóvenes regresan de su experiencia con mayores capacidades. El 70% de ellos vuelven con más certezas sobre su futuro laboral, y el 79% encuentra trabajo en menos de tres meses tras haber terminado sus estudios.
Está claro que estos jóvenes constituyen un perfil atractivo para las empresas. Los reclutadores ven en ellos alumnos que han tenido que madurar, con flexibilidad, adaptabilidad y capacidad para resolver problemas y gestionar situaciones complejas. En definitiva, encuentran en ellos esas soft skills tan valoradas por las empresas del siglo XXI.