El envejecimiento de la población está cambiando la economía de España. Los hospitales, geriátricos y centros de día se han ido convirtiendo en un importante motor del empleo en nuestro país, por encima de la hostelería, el transporte o las nuevas tecnologías. La mayor parte de la creación de empleo se produjo en establecimientos de asistencia sin alojamiento, los centros de día para los mayores, con casi 58.000 afiliados más. Por su parte, las residencias con servicio de alojamiento contrataron a más de 11.000 trabajadores.
Sin embargo, los puestos de trabajo del cuidado de mayores aportan poca productividad y sus condiciones son precarias. El 40% de los nuevos cotizantes de los centros de asistencia sin alojamiento tiene contratos eventuales, lo que implica un elevado riesgo de volver al desempleo. En los centros con alojamiento el nivel de temporalidad supera el 36% y el de parcialidad, el 29%. Esta combinación de temporalidad y precariedad hace que la productividad sea tan baja como lo era en la hostelería o la construcción.