El teletrabajo es algo diferente a lo que en España hemos estado viviendo durante el confinamiento, que hay que regular para proteger al empleado y al empleador, garantizando la desconexión digital y el cumplimiento de la jornada u objetivos. Pero lo que parece claro es que esta fórmula flexible de organización del trabajo ha llegado para quedarse.
Para que la experiencia resulte positiva, tiene que ser algo voluntario y pactado entre empresa y trabajador, pero debe contemplarse como una situación a priori reversible, debiendo en su caso pactarse su irreversibilidad. Como ventajas, se puede afirmar que permite la conciliación familiar, la autonomía de organización, evitar los tiempos desperdiciados en desplazamiento al trabajo o a reuniones. Además, las empresas pueden ahorrar en espacio de oficina y en suministros. Incluso también cabe destacar el impacto ambiental y la previsible disminución de accidentes al no necesitar los empleados coger el coche. Ahora bien, tiene que haber garantías de desconexión digital para todas las partes, cumplimiento de responsabilidades y medios adecuados para los trabajadores.