La digitalización y las transformaciones sociales poco a poco han ido propiciando la flexibilidad horaria en las empresas, que además han descubierto ventajas tales como la reducción de costes por absentismo, o la mejor retención del talento. Pero, ¿cómo empezar a crear un entorno de trabajo más flexible? Antes de nada, se deben tener claras una serie de cuestiones básicas: qué tipo de tareas se pueden flexibilizar, quiénes cuentan con las habilidades necesarias para teletrabajar, cómo impactará en los clientes, proveedores y empleados, qué materiales y herramientas se van a necesitar o cómo se evaluará el desempeño.
La implantación de medidas de flexibilización de espacios y horarios puede hacerse de forma escalonada, empezando con un piloto y continuando por fases. La flexibilización de los horarios puede hacerse de varias maneras: una opción es reducir la semana laboral a cuatro días acomodando el total de horas semanales a estos; otra, elegir el tiempo de trabajo dentro de una franja horaria. Por otra parte, es cada vez más común en las grandes empresas el trabajar en remoto unos días a la semana, pudiendo establecerse un horario fijo para fichar o que éste también sea flexible.