El auge del comercio electrónico con motivo de la pandemia por coronavirus, y el consiguiente crecimiento exponencial de los repartos necesita de una red de alternativas que puedan facilitar, por un lado, el día a día de las personas, y, por otro, frenar los contagios y proteger el medio ambiente. Además, tanto el crecimiento del e-commerce como las medidas de movilidad abrirán la posibilidad de nuevas especializaciones para las empresas logísticas hasta ahora inexploradas, como las de por tipo de producto o por zonas geográficas.
Entre las propuestas más relevantes están los micro-hubs, pequeños almacenes distribuidos en el interior de las ciudades que mejoran la agilidad de los repartos. Este sistema busca que, durante la noche, los vehículos de las diferentes empresas de reparto guarden sus paquetes en estos almacenes según el destino para repartir la mercancía desde allí al día siguiente en moto eléctrica, bicicleta o patinete, lo que repercutirá en la descongestión del tráfico y una mejor calidad del aire. Otra alternativa es el dark store, esto es, tiendas que dejan de vender presencialmente al público para transformarse en pequeños centros de almacenaje y logística de su stock, lo que también permite estar más cerca de los compradores a la hora del reparto.